Emociones positivas en el contexto del dolor crónico: ¿para qué sirven?
Desde una perspectiva evolucionista, ¿para que sirven las emociones positivas? ¿Las emociones positivas tienen algún impacto en el funcionamiento fisiológico? Y en el caso concreto del dolor crónico, ¿para qué sirven?
Las emociones negativas como el miedo, por ejemplo, sirven para alertarnos de posibles peligros y consecuentemente a movilizar nuestros recursos para afrontar dichas situaciones (reales o evaluadas como tal). No obstante, las emociones positivas, como por ejemplo la alegría, ¿qué función tienen?
De acuerdo con la teoría de la ampliación y construcción (Fredrickson, 1998)1, mientras las emociones negativas tienen como función el “menguar” del repertorio pensamiento-acción activando las acciones adaptativas ancestrales del cuerpo y mente, representadas por tendencias de acción específicas, las emociones positivas “amplían” el repertorio pensamiento-acción activando en la persona una serie de acciones nuevas, creativas. Por ejemplo, la alegría inspira la voluntad de explorar y la esperanza lleva al ansia del cambio positivo. Así, las emociones positivas no solamente “amplían” el reportorio pensamiento-acción, sino que también llevan a la “construcción” de recursos personales (a nivel social, físico, psicológico y intelectual) para futuras situaciones. Ejemplos de recursos psicológicos serian la resiliencia, optimismo, un sentido de identidad y orientación hacia objetivos.
En el contexto del dolor crónico, las personas que tienden a tener emociones positivas parecen ser más resistentes a eventos estresantes, como es el hecho de tener dolor crónico.
El papel de las emociones positivas está menos estudiado que el de las emociones negativas como la depresión o ansiedad, no obstante, cada vez hay más estudios que buscan entender como las emociones positivas y los recursos personales positivos, como el optimismo y resiliencia (i.e. funcionamiento positivo sostenido frente a importantes desafíos físicos o psicológicos) pueden atenuar los efectos negativos del dolor crónico. Las emociones positivas son un factor importante en el fomento de las respuestas adaptativas al dolor ya que están asociados a menos pensamientos rumiativos o valoraciones más positivas de situaciones estresantes2. Los resultados de la investigación apuntan que el optimismo se asocia con una menor intensidad del dolor y un mejor ajuste al dolor crónico en pacientes con dolor musculoesquelético3-7. Respecto a la resiliencia, se ha demostrado que se asocia al uso de estrategias más adaptativas para afrontar el dolor (incluyendo interacciones positivas, búsqueda de apoyo social, práctica consistente de ejercicio físico, uso de menos medicación) y a la creencia de que se puede controlar el dolor de forma eficaz8-10.
Como conclusión, nos gustaría destacar que las emociones positivas y recursos personales positivos son de gran importancia en general y en particular en el contexto del dolor crónico. Es importante entender su papel protector y potenciar siempre que sea posible dichos aspectos para posibilitar un mejor ajuste psicológico a la experiencia del dolor crónico.
Dra. Catarina Tomé-Pires
Twitter: @CatarinaTomPir
Referencias:
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