La formación de los profesionales: una asignatura pendiente
El dolor es uno de los principales problemas que motivan las consultas médicas. En su nombre se conceden bajas laborales, se practican incontables intervenciones quirúrgicas, se ponen en marcha procedimientos médicos muy sofisticados…
A pesar de la lucha, antigua, que mantiene la humanidad con este mal, todavía estamos lejos de haber conseguido su adecuado control y manejo.
Son múltiples las trabas que dificultan el progreso en el tratamiento del dolor, particularmente del dolor crónico, y de forma especial del dolor crónico infantil. Algunas, como puede ser la falta de recursos para la investigación, son de difícil solución, más en estos tiempos. Otras, aun pareciendo más asequibles, como puede ser asegurar una formación adecuada de los profesionales, siguen sin resolverse debidamente.
En efecto, la formación de los profesionales para proveer un adecuado manejo del dolor, para facilitar su estudio y tratamiento, no puede considerarse ideal. Y como muestra un botón: en el número de Diciembre de 2011 de la revista The Journal of Pain, órgano oficial de expresión de la Sociedad Americana del Dolor (American Pain Society), se ha publicado un informe que trata la calidad y extensión de la formación en este ámbito en las universidades norteamericanas: Pain Education in North American Medical Schools.
Este artículo recoge el análisis de los planes de estudios de 117 facultades de medicina de Estados Unidos y Canadá. Muy brevemente, los resultados del estudio mostraron que en la mayoría de las facultades si bien se enseña algún tema relacionado con el dolor, en general, dedican menos de cinco horas a estos contenidos. Del todo insuficiente! Aunque para nosotros, acaso más significativo sea que asuntos como el dolor oncológico, el dolor infantil y el dolor en geriatría son básicamente ignorados por la inmensa mayoría de las facultades de medicina que participaron en el estudio. Así, pues, y como apuntan los autores del informen: “Estos datos ponen de manifiesto la discrepancia entre la [muy alta] prevalencia de dolor en la sociedad y el [muy escaso] tiempo que se dedica a educar sobre el dolor a los futuros médicos”.
En este asunto podemos decir que llueve sobre mojado. El informe al que aludimos hoy no es el único que apunta en esta dirección: a principios de los años 90 se publicaron en otros en países como Canadá, Estados Unidos o el Reino Unido, todos señalaban que los futuros profesionales médicos no recibían la formación mínima imprescindible para tratar adecuadamente los problemas de dolor. Aunque es verdad que algunas cosas han avanzado, lo cierto es que prácticamente veinte años después de aquellos primeros informes, muchas de las críticas de entonces siguen vigentes.
Los datos del informe al que aludimos hacen referencia a los EEUU y Canadá, quiere decir que en otros países, España, pongamos por caso, esto es diferente? Si alguien cree en esta posibilidad, debería dejar de soñar despiert@.
Las autoridades sanitarias y educativas han de liderar los cambios necesarios en la formación de los profesionales. También los consumidores deberían implicarse.
Nada sucede por casualidad, y estos cambios necesitan de la acción decidida de todos.
Jordi Miró, miembro del grupo Algos para la Investigación en Dolor Infantil
Universitat Rovira i Virgili, Tarragona