Ansiedad y su relación con el funcionamiento escolar en jóvenes con dolor.
Septiembre ha llegado y ya hemos dejado atrás las vacaciones estivales. Tanto los adultos como los más jóvenes retomamos nuestras actividades cotidianas y para estos últimos llega también la vuelta a las clases. Normalmente, tendría que ser un momento agradable, en el que se reencuentran con los amigos, conocen gente nueva y continúan avanzando en su trayectoria académica. Sin embargo, en algunas ocasiones, volver a la escuela (en general acudir al centro escolar asiduamente) y hacer frente a las demandas académicas y sociales, puede suponer más de una dificultad para aquellos niños y adolescentes con problemas de salud, en este caso dolor crónico.
Ya hemos comentado en otras ocasiones que el dolor crónico es un problema de salud muy importante en la población infantil que afecta de forma considerable a la calidad de vida y el bienestar de los niños y adolescentes que lo sufren. El impacto del dolor alcanza todas y cada una de las esferas de su vida cotidiana. Sabemos, por ejemplo, que los jóvenes con dolor crónico, en comparación con el resto de compañeros, tienen un deterioro importante en el aspecto social y escolar. Este impacto se evidencia en mayores dificultades con los amigos y/o compañeros de clase, absentismo escolar más elevado, disminución del rendimiento académico, menor autoeficacia académica, menor capacidad para hacer frente a las demandas del aula o mayor dificultad para participar en las actividades extraescolares, entre otras.
La ansiedad y el estrés son dos variables que se han relacionado con el mantenimiento de los problemas de dolor y también con el funcionamiento escolar de estos jóvenes. El entorno escolar puede ser una fuente importante de ansiedad y estrés, hecho que adquiere especial importancia teniendo en cuenta el tiempo que los niños y adolescentes pasan en este contexto y la importancia que tiene para su desarrollo. Además la ansiedad muchas veces se traduce en miedo de asistir al colegio conllevando a periodos prolongados de absentismo escolar debido a las conductas de evitación. Suele manifestarse como un excesivo temor a acudir al centro y suele ser también muy común la presencia de ansiedad anticipatoria ante el hecho de acudir al colegio que puede producirse por ejemplo antes de ir a clase o por las noches mayoritariamente.
Dada la relevancia de este tema, en los últimos años se han realizado estudios muy interesantes sobre la relación entre ansiedad y funcionamiento escolar. Algunos datos nos indican que un porcentaje elevado de jóvenes con dolor crónico experimentan ansiedad por aspectos relacionados con la escuela y que ésta es un buen predictor del funcionamiento escolar de estos alumnos. También se han elaborado algunos modelos para examinar el efecto directo e indirecto de la ansiedad en la asistencia escolar, el desempeño académico y también en el nivel de interferencia asociada al dolor. Por ejemplo, se ha relacionado la ansiedad con la concentración, la atención, con el absentismo escolar, los pensamientos negativos y también con la intensidad del dolor.
También se han identificado cuáles pueden ser las posibles fuentes de ansiedad/estrés de estos jóvenes en el contexto escolar. Las más comunes son las reacciones y respuestas tanto de sus profesores como de los compañeros, la falta de comprensión de su problema de salud y las evaluaciones negativas por su parte. Otra fuente de ansiedad puede ser el miedo a experimentar incrementos de dolor mientras están en horario escolar, el no saber cómo afrontarlo y cómo esto puede afectar a su desempeño académico y en su participación en las tareas establecidas.
Como conclusión podemos señalar que las relaciones entre el dolor crónico, la ansiedad y el funcionamiento escolar son complejas, teniendo un importante papel en mantenimiento de los problemas de dolor. Por lo tanto, es muy importante tener estos aspectos en cuenta al desarrollar programas de intervención y/o prevención.