El ajuste social de estos jóvenes ha sido objeto de muchos estudios, prestando atención especialmente a cómo se resienten sus relaciones interpersonales y cómo se perciben ellos en relación a sus iguales. La interacción social con los compañeros es de particular interés para el desarrollo social, ya que a través de estas relaciones, tienen la oportunidad de explorar su identidad y desarrollar unas habilidades sociales que les van a permitir tener unas relaciones interpersonales exitosas. Además,  se ha visto que el hecho de tener una red social satisfactoria cumple una función protectora, siendo predictora de la forma de afrontar su problema, así como de su mejoría y/o recuperación.Estos estudios ponen de manifiesto que existen importantes limitaciones en el funcionamiento social de los niños y adolescentes con dolor crónico. Las restricciones en la actividad física, la interrupción de las actividades diarias, las modificaciones de estilo de vida debido a los protocolos de tratamiento intensivo o los períodos de absentismo escolar pueden ser algunos motivos que expliquen el por qué estos jóvenes tienen menos oportunidades de exponerse a situaciones sociales. Los resultados indican que, en general, los niños y adolescentes con dolor crónico  han reducido el contacto con amigos y allegados, reduciendo también su participación en actividades recreativas y de ocio. También reflejan que están sujetos a mayor  tratos injustos o discriminatorios, tienen menos amigos, son vistos cómo más aislados y menos agradables en comparación con sus compañeros, siendo elegidos con menor frecuencia como mejores amigos.

La mayoría de estos jóvenes informan haber perdido amistades a causa de su problema de salud, indicando que el dolor les dificulta a la hora de mantener un contacto continuo y satisfactorio con sus amigos,  impidiéndoles participar de las actividades típicas de estas edades. Por lo tanto, es importante tener en cuenta estos factores a la hora de elaborar los programas de tratamiento para estos jóvenes, entre otros motivos por la función protectora que hemos comentado anteriormente.