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El dolor es una experiencia común durante el tratamiento de cáncer, bien por el cáncer en sí mismo o por el tratamiento. Generalmente, después de terminar el tratamiento, no hay más dolor. Para algunas personas, no obstante, el dolor continúa siendo un efecto secundario del cáncer o de su tratamiento, incluso cuando el cáncer está en remisión y se ha completado el tratamiento. Para los supervivientes de cáncer, el dolor de larga duración puede ocurrir por varias razones: daño en los huesos, en las articulaciones o los nervios y como resultado del tratamiento con radiación, cirugía, ciertos medicamentos de quimioterapia o corticoesteroides.

¿Cuál es la diferencia entre dolor agudo y crónico?

El dolor agudo es generalmente el resultado de una enfermedad (como el cáncer), una lesión y/o una operación y comprende normalmente un limitado periodo de tiempo. El dolor agudo tiene un propósito biológico, esto es, el dolor informa que estamos heridos o enfermos y así nosotros podemos protegernos.

El dolor crónico perdura después de que la enfermedad o lesión subyacente se haya resuelto. El dolor crónico es un problema porque a mas duración del dolor, más complicado puede llegar a ser, particularmente, en la forma en que éste puede afectar a la calidad de vida de los supervivientes.

El dolor es muy complejo

Antes se tendía a pensar que la cantidad de dolor que una persona tenía estaba directamente relacionada con la extensión del daño físico del tejido corporal. Ahora sabemos que el dolor que siente la gente depende de muchos factores físicos, emocionales y cognitivos y que son únicos en cada individuo.

En el dolor crónico se dan muchos procesos. La experiencia de dolor es el resultado de un complejo intercambio de información desde muchas áreas diferentes del cerebro. La investigación nos está ayudando también a entender que el dolor puede algunas veces persistir  (incluso cuando el daño original se ha curado) debido a los cambios en la manera en que el cuerpo envía y recibe las señales de dolor.

Sabemos que diferentes personas perciben el dolor de diferente manera. Estas diferencias se pueden ver en estudios de imagen cerebral que muestran como los individuos valoran su dolor a la misma fuente de dolor, o “estimulo”. Esto es, algunas personas tienden a ser muy sensibles mientras que otras puede que informen de un pequeño dolor incluso con el mismo estímulo. Mientras tú quizás hayas nacido con algunas de estas diferencias, factores ambientales tienden a jugar también un papel importante. Factores como la edad, el sexo, el nivel de desarrollo, la familia y las tradiciones culturales, la experiencia de dolor previa y las circunstancias alrededor de la lesión contribuyen en como un superviviente de cáncer puede interpretar, experienciar y lidiar con el dolor.

Dolor y salud psicológica

Los factores psicológicos juegan un rol en la cantidad de estrés que se experimenta o en como de molesto puede ser el dolor para cada individuo. Además, otros factores como la familia o el ambiente laboral, pueden también afectar a la habilidad para afrontar el dolor.

En el caso de dolor crónico que dura meses o años, es posible que los supervivientes de cáncer estén cada vez más deprimidos si ellos no tienen la forma de afrontar el dolor de una manera saludable. Los supervivientes con dolor pueden algunas veces llegar a sentirse frustrados o enfadados, especialmente si el dolor les impide hacer actividades con las que antes disfrutaban. Si un superviviente cree que el dolor controla su vida, entonces puede llegar a sentirse frustrado, desarrollar baja autoestima y evitar aprovechar retos y oportunidades de crecimiento. El dolor puede convertirse en un círculo bastante molesto. Por ejemplo, un superviviente puede parar de moverse y de hacer actividad física por el miedo a desencadenar o empeorar su dolor. No obstante, cuantos menos activos son, más débiles llegan a ser sus músculos y esto a su vez, empeora su dolor.

Algunas veces, las personas llegan a anticipar las sensaciones físicas de dolor por temor al dolor. Pueden apartarse de la sociedad o de las actividades sociales para evitar tener que afrontar el dolor en situaciones públicas y esto puede incrementar su aislamiento. Depresión, ansiedad y estrés crónico pueden venir después y hacer que el dolor empeore. Esto también puede ir seguido de cambios en el cuerpo asociados al estrés, depresión y ansiedad que pueden disminuir los umbrales del dolor.

¿Cómo se trata el dolor?

Afortunadamente, hay maneras de manejar y afrontar el dolor. El dolor crónico puede ser tratado con medicinas, sin medicinas y usando terapias conductuales (como la relajación o la meditación), o combinando ambas. Los tratamientos no médicos se pueden usar junto a la medicación para manejar el dolor durante todas las fases del tratamiento de cáncer. Estudios con pacientes con dolor crónico muestran que el entrenamiento en habilidades de afrontamiento del dolor puede ayudar a incrementar la confianza y reducir el estrés producido por el dolor. Cambios en como la persona afronta el dolor y sus creencias sobre el dolor pueden producir también un cambio positivo en sus conductas como incrementar el ejercicio, mejorar la estimulación de las actividades, mejorar la adherencia al tratamiento e incrementar la participación en actividades sociales.

Las habilidades conductuales pueden ser de ayuda en el tratamiento y el afrontamiento del dolor. Específicamente, técnicas como la relajación, meditación, imaginación guiada, distracción y cambios de pensamiento así como cambios de las ideas y creencias sobre el dolor y lo que éste significa. Otros enfoques efectivos incluyen grupos de ayuda, masajes, música y terapia centrada en el manejo del dolor y modificación de conductas.

Texto traducido y adaptado, con el permiso de la Dra. Jacqueline Casillas, de : http://www.survivorshipguidelines.org/

Santiago Galán

@sgalanortega


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